El conflicto en Ucrania ha rebasado la barrera del tercer aniversario. Lo que en un principio se esperaba fuera una operación relámpago se ha transformado en una guerra persistente que ha sacudido el panorama europeo y global, poniendo de relieve el choque entre intereses políticos y económicos. Examinamos cómo la búsqueda de una solución se ve entorpecida por la falta de rendición de cuentas y la tendencia a priorizar beneficios comerciales sobre la justicia, relegando la integridad territorial y la democracia a un segundo plano. En este contexto, Rusia y Estados Unidos han mostrado especial interés en explotar los recursos naturales del país, esenciales para el desarrollo de nuevas industrias, lo que transforma la paz en un escenario de negociación transaccional. Al mismo tiempo, el compromiso inquebrantable de la Iglesia Católica se manifiesta a través del apoyo humanitario, la solidaridad y la oración, impulsando también iniciativas diplomáticas que refuerzan la importancia de una paz auténtica. Invitamos a repensar el significado de la paz, la cual debe estar fundamentada en la justicia, el respeto a los derechos humanos y la preservación de la dignidad, para evitar que los acuerdos perpetúen el sufrimiento y conviertan a los ciudadanos en meros instrumentos de lucro.