• Acero - 12 Feb 25

  • Feb 12 2025
  • Durée: 4 min
  • Podcast

  • Résumé

  • Entre 2018 y 2020, miles de cristianos y católicos en zonas rurales de Inglaterra vieron con impotencia cómo, una a una, las iglesias de sus comunidades eran robadas. En las noches, la feligresía asistía a misa y a la mañana siguiente descubría que los techos de sus templos habían sido robados.

    La racha de robos empezó en Somerset, al suroeste de Inglaterra y luego se extendió por decenas de condados, como Lincolnshire. Un grupo de hombres llegaba a alguna región alejada de las ciudades inglesas y aprovechando la poca presencia policiaca trepaba a los techos de madrugada; aprovechando la oscuridad, quitaban las cubiertas y se las llevaban en vehículos de carga pesada.

    No eran robos menores. Cuando saquearon el techo de la iglesia de San Bartolomé en Covenham, las autoridades tasaron el botín en unos 6.3 millones de pesos. La razón de esa valuación tan alta estaba en el acero, que era lo que atraía a los criminales.

    Tras 36 robos, 36 iglesias sin techo, las autoridades por fin atraparon a los ladrones. Para su sorpresa, no era una simple banda, sino una célula dedicada al tráfico de metales robados, uno de los mercados negros más lucrativos en el mundo. La célula estaba integrada por cuatro jefes de la mafia rumana que operaba a unos kilómetros de Londres. Sólo con las iglesias habían logrado ganancias superiores a los 55 millones de pesos.

    El descubrimiento hizo que se iniciara una investigación parlamentaria sobre este delito, que ocurre cuando un objeto es robado con el propósito de acceder a los metales que lo componen. Es un delito por partida triple: contra el patrimonio del mundo, contra la infraestructura nacional y contra la propiedad privada. Y la magnitud es variable: desde la sustracción de una tapa de drenaje hasta el robo de un techo de iglesia hecho de acero.

    La investigación de los congresistas europeos arrojó datos alarmantes en 2022: por un lado, se trata de un delito que en Inglaterra equivale, cada año, a 12 mil 182 millones de pesos mexicanos; por otro, en ese país de “primer mundo”, hay 60 grupos del crimen organizado que se disputan los metales robados a balazos: la mafia rumana, albanesa, italiana… sin descartar a los omnipresentes cárteles mexicanos.

    Estas organizaciones criminales apuestan al alto precio en el mercado legal de metales como el acero, cuyo precio se disparó después de la pandemia. Los criminales aprovechan que es un bien costoso y necesario para muchos empresarios y gobiernos, así que ofrecen sus productos robados hasta con un 66% de descuento.

    En Inglaterra, por ejemplo, la mafia rumana entrega lo robado a un reciclador ilegal de metal, que es manejado por otro grupo criminal, que lo mezcla con otros metales y así abarata el producto final.

    En México, el crimen organizado tiene un mecanismo más complejo: según una investigación federal a la que tuve acceso, en estados como Guanajuato y Puebla, los cárteles tienen sus propias plantas procesadoras de metales, como el acero o cobre, para asegurarse que el origen del material robado sea irrastreable. Así controlan toda la cadena de comercio de metales ilegales, desde su hurto hasta su venta, y maximizan las ganancias.

    En los últimos años, el acero se ha convertido el objeto del deseo de los cárteles, especialmente los que operan en el centro del país, como el Jalisco Nueva Generación o Santa Rosa de Lima, quienes buscan ser proveedores de material para las nuevas empresas y plantas que han llegado a México impulsadas por el fenómeno del nearshoring.

    Pero a diferencia de la mafia rumana que roba techos de iglesias, los sicarios mexicanos consiguen el acero en las carreteras. Los cárteles arman sofisticadas emboscadas contra transportistas para quitarles, a punta de pistola, principalmente varillas, alambres y láminas de acero. Sólo durante 2023, la Cámara Nacional del Acero reportó el robo de 9 mil 124 toneladas de ese material.

    El amago del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio es maravilloso para el crimen organizado global. El republicano encarecería, de un plumazo, uno de los bienes de mayor demanda internacional y que el crimen organizado sabe robar rápido y revender barato.

    Los cárteles están de fiesta: Donald Trump, de nuevo, ha demostrado ser su mejor aliado.

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Ce que les auditeurs disent de Acero - 12 Feb 25

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