Si ves o juegas algún deporte, tomas partido por algún equipo o un individuo, pensando que representan tus intereses o tus sueños y lo defiendes y te alegran los triunfos y te duelen los fracasos.
Puedes caer en un fanatismo a ultranza, que incluso puede llevarte hasta dar lo más valioso para cualquier ser humano: LA VIDA.
Lo vemos en las guerras crueles, como la segunda guerra mundial; en los juegos de futbol; en el box y ahora, en la lucha por el poder constituido o por el poder obscuro.
Pareciera que no hemos crecido y armonizado la convivencia humana, a pesar de los milenios que tenemos viviendo en esta casa planetaria: LA TIERRA.
¿Qué no hemos adquirido?, ¿Por qué no avanzamos en nuestras diferentes relaciones y roles sociales?, ¿Por qué de tanta intriga, agresión, conflicto y desamor en una contienda electoral, que debiera ser toda una fiesta y la convertimos en un circo?
Esta vez no tenemos invitados, sino que hablaremos de lo que comentan los ciudadanos de a pie, los que no pretenden un puesto de poder.