Hermanos y hermanas, hoy quiero hablarles sobre la sorprendente similitud entre el rey David y Jesús. A simple vista, podríamos pensar que estos dos personajes bíblicos son muy diferentes, pero si profundizamos en sus vidas, descubriremos que ambos vivieron situaciones que a simple vista podrían ser consideradas como vergonzosas, pero que en realidad eran parte del plan divino. Imaginemos por un momento al rey David, un hombre valiente y poderoso, elegido por Dios para liderar a su pueblo. Sin embargo, en un momento de gozo y adoración hacia Jehová, decide desnudarse y danzar delante de Él, mostrando sus vergüenzas. Esto pudo haber sido considerado como un acto inapropiado, pero David entendía que rendirse completamente a Dios implicaba dejar de lado el orgullo y las apariencias. En su danza de humildad y entrega, David se mostraba tal como era, sin importarle el juicio de los demás. Y mientras caminaba en supuesta "vergüenza" hacia su coronación como rey, no podía imaginar la forma en que esta escena se asemejaría a la vida de Jesús. Cuando Jesús caminaba hacia el Calvario, cargando su cruz y mostrando sus heridas a todos, muchos lo veían como un hombre despreciable, débil y derrotado. Sin embargo, al igual que David, Jesús estaba cumpliendo con el plan divino, llevando en su cuerpo las consecuencias del pecado humano para brindar salvación a través de su sacrificio en la cruz. Así como nadie creía en David, a pesar de ser "un joven devilucho", nadie tenía fe en Jesús cuando lo vieron clavado en la cruz. Pero tanto David como Jesús demostraron que Dios opera de manera diferente a como el mundo espera. Ellos fueron escogidos y coronados por Dios, y sus aparentes debilidades fueron transformadas en grandes victorias. Hermanos y hermanas, ¿no ven qué clara es esta similitud entre el rey David y Jesús? Ambos vivieron momentos en los que las apariencias engañaban, y su entrega total a Dios los llevó a cumplir con el propósito divino en sus vidas. Así que les animo a reflexionar sobre estas historias y a confiar en que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, incluso cuando las circunstancias parezcan difíciles o vergonzosas. Seamos como David y Jesús, dispuestos a desnudar nuestras vergüenzas y rendirnos completamente a Dios, confiando en su poder para obrar maravillas en nuestras vidas. Recordemos que no importa cuán débiles o despreciados nos sintamos, Dios puede levantarnos y usarnos de maneras que nunca imaginamos. ¡Confíen en Él y experimenten la transformación que solo su amor puede traer! Que el ejemplo de David y Jesús nos inspire a vivir con humildad, valentía y confianza en el Dios que siempre cumple sus promesas. ¡Que Dios los bendiga!
