La autoconfianza no es un sentimiento, es la acción constante de atreverte a intentar, incluso cuando las dudas te acechan. No nacemos con autoconfianza; se practica, y esa es la buena noticia: puedes construirla todos los días. Aunque crecimos aprendiendo lo opuesto (esa conversación negativa con nosotros mismos), la práctica lo cambia todo. Hay días en los que requerirás más esfuerzo, pero seguir intentándolo es lo que realmente importa.
0:00 - Intro
1:20 - La autoconfianza no es un sentimiento.
6:38 - Dejar de tenerle miedo a perder gente.
9:52 - La práctica de la incomodidad.
11:53 - Nada es personal, todo es espiritual.
15:10 - Las verdaderas afirmaciones.
17:25 - La paciencia en los procesos.
19:20 - Ejercicio: Cartas de amor propio.
20:25 - ¿En qué momento perdí mi autoestima?
21:40 - Colecta 5: No.
23:00 - Resumen.
Pensar en algo no es hacerlo. Empezar algo tampoco es hacerlo. La verdadera autoconfianza se forja cuando sigues adelante, aunque no veas los resultados que deseas.
Deja de tenerle miedo a perder personas. Cuando vives para cumplir las expectativas de los demás, te alejas de tu esencia. Decir: “Te invito a formar parte de mi vida, así como soy” es un acto de valentía y amor propio. Algunas personas se irán, pero ganarás libertad y paz al ser tú mismo.
Además, date permiso de incomodar a otros. Nada es personal; todo es espiritual. Practicar amor propio no es arrogancia, es un acto profundo de respeto hacia ti mismo. Y si usas afirmaciones, asegúrate de que sean auténticas y que las creas: “Estoy aprendiendo a confiar en mí cada día” o “Puedo dar y recibir amor infinito.”
Finalmente, sé paciente con tus procesos. Sanar toma tiempo, y aunque la mente entienda rápido, el cuerpo necesita su ritmo. Recuerda: cada paso cuenta.