Tú dimensión de valor económico, y su relación con el tiempo, es tan relativa y personal cómo seres humanos existen, pero tiene que ver con la sostenibilidad y el concretar nuestro hacer. Es sostenibilidad ya que nuestras necesidades básicas deben estar cubiertas para lograr desde ahí, realizar nuestra contribución única. La sostenibilidad es lo higiénico, necesario para que nuestro esfuerzo esté más en crear que en el sobrevivir.
Es concreción porque la propuesta de valor se logra en un contexto y recursos determinados que permiten crear valor y apropiarnos de parte de éste para sostener nuestra vida y planes.
El primer paso para esta dimensión es identificar en forma precisa cuáles son las denominadas capacidades resolutivas o contextuales que están
conformadas por los conocimientos y habilidades que nos permiten hacer una tarea, actividad y/o resolver un conjunto de problemas.
Se trata de nuestra capacidad de modificar nuestro entorno desde nuestra capacidad de hacer. Son capacidades contextuales ya que la eficacia de nuestro hacer está determinado por los recursos y circunstancias en que se inserta nuestra acción.
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