A veces, te encuentras pensando en lo que hiciste mal, repasando cada detalle, como si fueras a cambiar algo. Pero, ¿qué pasa si en lugar de luchar con esos fantasmas, simplemente los dejamos ir? Perdonarnos por los errores del pasado no es solo liberador, es la única manera de hacer espacio para lo que realmente importa: el presente. Porque, al final del día, esos errores no nos definen, pero la forma en que avanzamos sí.