Vivimos en una época donde la línea entre la autoexpresión y la hipersexualización es cada vez más borrosa, especialmente en redes sociales, a veces se convierte en un campo minado de miradas no deseadas, mensajes invasivos y/o amenazas. Hoy lo cuento por primera vez, desde comentarios inapropiados hasta el blackmailing, pasando por slutshaming público. Al final del día, somos mucho más que una imagen en una pantalla y nos nos hace más que ser víctimas.