Si has sido un buen alumno del desastre hasta ahora, ya habrás enviado a tu trabajo y a tus seres queridos a tomar viento fresco. Ahora es momento de poner en práctica el arte sublime de espantar a los amigos que te quedan. ¿El objetivo? Quedarte absolutamente solo y poder revolcarte en un lago de autocompasión sin ser molestado.