Las redes sociales se han convertido en una mirilla por la que todo el mundo puede ver lo que pasa en nuestras vidas, o más bien, lo que decidimos mostrar de forma distorsionada de las mismas. Aireamos nuestras opiniones políticas en forma de twits, nuestros momentos emotivos en stories y nuestros cuerpos, círculo social y ocio en fotografías. Todos nos sabemos mirados, todos intentamos hacerlo bien. ¿Qué impacto tiene este sabernos vistos y vigilados? ¿Cuál es el valor y la necesidad psicológica de intimidad? ¿Cómo recuperar nuestra parcela privada?