Su infancia no fue nada fuera de lo común; fue un chico querido por su familia y amado por sus padres. Tuvo una infancia feliz. Su padre Lioner y su madre Joyce le dieron cariño desde pequeño, algo que no sucede habitualmente con la mayoría de asesinos en serie. Pero el caso de este Monstruo de Milwaukee es muy extraño, pues se convirtió en un asesino cuando entró en la adolescencia.
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