María es Madre de Dios porque es Madre de Jesús según la humanidad -ha sido concebido y ha nacido de Ella-, y cómo la Persona de Jesús es divina, se dice con toda propiedad que María es Madre de Dios. De esta realidad esencial y maravillosa derivan todos los demás privilegios de la Santísima Virgen. Podemos hacer el propósito de recorrer el año que estamos comenzando, de la mano de María.