Paola y Nancy coinciden en un asunto inusual: aseguran que la cárcel las hizo más libres. Fue en el Buen Pastor, en Bogotá, donde lograron derrumbar algunas ideas sociales y religiosas que las aprisionaban. Fue allí también donde concibieron un proyecto de limpieza al que ahora le apuestan para darse a sí mismas y a otras personas que salgan de prisión una segunda oportunidad.