¿Sabías que, según la Palabra de Dios, somos como vasos de barro? Desde la antigüedad, las vasijas de barro han servido como recipientes para líquidos y sólidos, en diferentes formas y tamaños. Pero para estar listas, deben pasar por el fuego, soportando temperaturas de hasta 1100 °C. Así también somos moldeados y preparados para cumplir el propósito que Dios nos entregó.