Estamos en una selva de cemento llena de historias, momentos que transcurren entre calles que no cambian según algunos y se transforman para otros.
Espesura que guarda en su trasfondo la prosa más hermosa hecha cuento, compartiéndose con miles de personas, que a su vez crean relatos inéditos con las remembranzas de sus abuelos, padres, tíos, conocidos y familiares.
Lo fascinante de compartir una pieza del carrete fotográfico con alguien más hace que valga la pena conversar por horas o minutos.