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En Amorcito corazón la fantasía se trenza a golpes con la realidad y en medio de la trifulca suceden varias muertes que no serán los únicos actos de violencia de esta historia. Pero además de la sordidez, Carlos René Padilla convida al humor nacido de los absurdos cotidianos y las necedades de varios de sus personajes, logrando una lectura que nos exige continuar, cocinando así con el ingrediente imprescindible del mejor thriller

Premio Nacional de Novela Negra "Una vuelta de tuerca" 2016 ". Octavio D'León ganador mejor narración en Storytel México 2019 Esa mañana Pedro Pérez, agente de la Policía Estatal, pensó que lo único grave que ocurriría en su día sería discutir con su esposa, María Juana, por su afición a los cómics.

Kalimán y los profanadores de tumbas es la primera aventura del icónico héroe creado en México. En esta superproducción de Storytel y Superhéroe, se reinventa esta gran historia, sin perder su esencia, pero actualizada para nuestra época. Los fans verán que todos los grandes hitos siguen ahí. Está sigue siendo la historia de cómo Kalimán conoce a Solín, se enfrentan al temible Eric Von Krauffen y descubren los misterios de la pirámide de Ramés II. Pero será como si escuchen la historia por primera vez.

Muñecas matrioshkas nos sumerge en el destino que corren infinidad de transgéneros en aras de llevar una vida normal. En una ciudad sonorense serán víctimas de un padrote dispuesto a invertir grandes fortunas para operarlos con el mejor médico de Colombia, pero habrá un tipo más cruel al acecho que irá asesinándolas una a una. La prostitución, trata y asesinato no son exclusivos de mujeres, sino también de aquellos que han luchado por serlo.

En este ensayo, narrado como novela negra, un detective es contratado para dilucidar, con todas las evidencias de rigor, cuál es la primera novela de este género en Sonora, si Juan Justino Judicial, de Gerardo Cornejo, o La madriguera de los Cobra, de Alonso Vidal.

Naufragaba entre manuscritos de crónica del Concurso del Libro Sonorense. Tocó su turno a No toda la sangre es roja. Aquí apesta a puro noir, me dije mientras apuraba un Jack Daniel’s. Quien bautiza su trabajo con un nombre pateador tiene su primer gol anotado antes de entrar a la cancha. Este canijo es un muertero. Un tipo duro, aunque por fortuna no una máquina registradora de estadísticas criminales, porque cuando el muerto se vuelve un número condenado a ser nota de cuatro párrafos, muere por segunda vez.