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Cuando la muchacha, adornada por su extraña cabellera rojiza, pone los pies en la ciudad, es vendida a Aspacia de Mileto, amante de Pericles, el autocrátor que, rodeado de prohombres de las artes, la filosofía y la política como Fidias, Sócrates o Anaxágoras, ansía promocionar el conocimiento del ser humano y conducir a su pueblo hacia una cada vez más consolidada democracia.

Esta Historia de las mujeres responde a la necesidad de ceder la palabra a las mujeres. Alejadas, desde la Antigüedad, del escenario donde se enfrentan a los dueños del destino, reconstruir su historia significa describir su lento acceso a los medios de expresión y su conversión en persona que asume un papel protagonista. Este análisis implica, asimismo, que las relaciones entre los sexos condicionan los acontecimientos, o la evolución de las sociedades. No se buscan conclusiones tajantes sino que las mujeres encuentren, al fin, su espacio propio.

Esta Historia de las mujeres responde a la necesidad de ceder la palabra a las mujeres. Alejadas, desde la Antigüedad, del escenario donde se enfrentan a los dueños del destino, reconstruir su historia significa describir su lento acceso a los medios de expresión y su conversión en persona que asume un papel protagonista. Este análisis implica, asimismo, que las relaciones entre los sexos condicionan los acontecimientos, o la evolución de las sociedades. No se buscan conclusiones tajantes sino que las mujeres encuentren, al fin, su espacio propio.

Esta obra busca analizar cómo las relaciones de los sexos condicionan la evolución de las sociedades y la necesidad de que las mujeres encuentren, al fin, su espacio propio.

«Añoro la vida cuando era nuestra», comenta Lola mientras trastea en la cocina de su casa. Esa vida, que era tan suya y tan llena de ilusión, estaba hecha de libros y de charlas de café, de siestas lánguidas y de proyectos para construir un país, España, que aprendía las reglas de la democracia.

En Ivy Hill, un pueblecito situado en una colina, está Bell Inn, la posada que es el alma del pueblo, allí donde se detienen los coches de postas, donde llegan las noticias, el correo, los viajeros y los productos más diversos. Jane Bell vive junto a la posada, el negocio de su marido. En tiempos fue una gran dama, pero lo dejó todo por amor, para casarse con el posadero. Él le prometió que la trataría como a una reina y que nunca tendría que trabajar…

Rachel Ashford vive en Ivy Cottage con Mercy Grove. Ella es una señorita que ha ido a menos y tiene que encontrar la manera de ganarse la vida. Las mujeres del pueblo la animan a que abra una biblioteca por suscripción con los muchos libros que ha heredado y los que ha recibido en donación. Lo que no espera es encontrar un par de asuntos misteriosos entre ellos… Y menos que, quien un día le rompió el corazón, la ayude a buscar pistas.

Transforma la ruptura de una relación en una experiencia de libertad. ¿No te has preguntado nunca qué es lo que hace que una mujer sufra y se hunda por una ruptura y por qué no rompe con el pasado? En este libro encontrarás las respuestas, las causas de por qué sucede así al tiempo que te ofrece un acercamiento proactivo para que puedas liberarte de tu pasado de una manera rápida e indolora. Para que vuelvas a encontrar "tu propio encanto" y a tener una sensación de paz que te permitirá seguir adelante sin mirar atrás.

Este libro es una reflexión que coloca al cliente en diferentes escenarios e intenta explicar el futuro de sus decisiones para entender las transformaciones que están sufriendo los servicios de atención al cliente y fidelización de las compañías.

Ivy Hill sigue siendo un lugar idílico en el que muchos de los aldeanos han encontrado el amor… Pero no todos. Jane Bell está hecha un lío. Gabriel Locke ha vuelto y le ha dejado claras sus intenciones, pero ella no quiere dejar su posada, y las cosas se complican cuando regresa al pueblo alguien a quien no esperaba. Luego está Mercy Grove, que ha perdido su escuela y sigue soltera. Está enamorada, sí, pero de una persona que está fuera de su alcance, así que tal vez lo mejor sea marcharse para siempre.