En este episodio nos lanzamos a debatir si el alma se mira en los ojos o se siente en el culo (spoiler: el culo se roba el show). También se dio el saqueo con anécdotas de gorras de los Marlins, el rollo del disco “Retro Nostálgica” que suena fresquito y la experiencia de mezclar whisky con música lo-fi japonesa para transformar un camino a casa en puro ritual de relax.

Nos lanzamos a destripar lo raro y divertido de las relaciones interculturales. Hablamos de cómo mezclar costumbres puede ser un caos delicioso: más fácil casarse con quien te entiende de raíz, o aventurarse a unir mundos totalmente distintos. Entre risas y un toque picante, hasta soñamos con montar nuestro propio país –al puro estilo Molossia– y crear un culto donde tú pones las reglas. Un desmadre cultural que te hará reír (y reflexionar) sobre lo diverso y absurdo que es el amor y la vida.

Lo absurdo y picante de ser latino: entre chismes sobre el orgullo de dónde venimos (sí, ese orgullo que se esfuma si no somos colombianos o si no gana Karol G), y la cruda realidad de que el latino no se apoya incondicionalmente, me puse a soltar verdades. Entre debates sobre si un buen whisky o unas líneas del periflower marcan la diferencia, y anécdotas de chavistas que la cagaron (¡y vaya que se nota en las reuniones familiares!), además de un flash nostálgico sobre la revolución tecnológica desde los CDs enciclopédicos hasta los TikToks de los chamos, se armó un desmadre cultural de risas, verdades y puro sabor latino.

En este episodio del podcast, arrancamos a full con historias de vuelos de terror y anécdotas de la cocina que te dejarán diciendo “¡la vaina está dura!”. Hablamos de esos pequeños objetos que tienen un valor sentimental (sí, hasta tus cuchillos pueden tener amor) y cómo cada cosa, desde un buen colchón hasta esos libros que te hacen sentir vivo, cuentan en esta loca vida. Además, le tiramos caña al tema de la tecnología: microchips, competencia global y cómo el mundo digital y la censura están cambiando el juego.

Nos lanzamos a la gozadera con historias de la cocina que te hacen reír mientras hablamos de esos accidentes ridículos, como cuando se te quema el pollo porque se evaporó el agua. Entre anécdotas del restaurante y comentarios sobre la vida en California, debatimos cómo la tecnología, los microchips y hasta los fuegos en Los Ángeles se mezclan con las penas y placeres de la vida.

Entre preguntas inoportunas de clientes curiosos y esos momentos en que el chef solo quiere concentrarse en hacer magia con los sabores, reflexionamos sobre la presión de ser observado y la importancia de mantener la calidad a pesar de todo el caos. Con nuestro toque sarcástico y picante, recordamos que en el restaurante, como en la vida, hay que tener pasión y sentido del humor para sobrellevar cada día, ¡aunque te hagan sentir como si fueras un animal de zoológico!

En este episodio, nos fuimos hasta los confines de la comedia culinaria. Hablamos de chefs alérgicos (al trabajo normal), cómo la "lechuga del diablo" y el "cocorino romano" son esenciales en las cocinas de élite, y los niveles de decadencia según las sustancias ofrecidas después del turno. Desde restaurantes Michelin hasta cocinas con más "polvo" que una dona glaseada, desmenuzamos la verdad detrás del glamour culinario. Ah, y hasta registramos un nombre genial para un spin-off: Líneas en la Línea. ¡No se lo pierdan!

Hablamos de por qué los bomberos en Los Ángeles no solo necesitan agua, sino también clases de administración básica (¿en serio un pezito importa más que una ciudad?). Además, debatimos sobre los juguetes de los niños y niñas, y descubrimos que el bombero sexy también tiene su lugar en el corazón de todos. Por último, despotricamos un poco sobre la incompetencia política y terminamos con un sabroso toque de sarcasmo, como siempre.

Hablamos de cómo California genera más plata que tu primo vendiendo Herbalife, los incendios de Los Ángeles y cómo hay gente que cree que si eres millonario no te mereces empatía. También nos metimos con los Menéndez y su telenovela, y cerramos con el chisme legal de Ed Sheeran, quien le ganó a los abogados más intensos del pop. Todo esto, con la picardía de siempre. ¡Suscríbete, porque sin ti no abrimos el Patreon!